APUNTES SOBRE EL MAL (I)
CALASSO SOBRE PLOTINO Y EL MAL...
Foto enviada por El Pez Martillo.
Siempre he visto en los principios plotinianos de la Degradación Progresiva y de la Génesis Bifásica algo muy cercano en esencia a eso, ya que el juego que se entabla entre la Epistrophe y el movimiento descendente de la emanación es una forma de “reintegrar” en el Bien su excedente (lo malo o el origen del Mal...). A la manera de un proceso alquímico en Jung (en la esfera de lo divino).
Lo de Baudelaire tendría que ver, creo, con aquello a lo que me referí, de forma más prosaica (aunque sin remitirlo en exclusiva a ese mero “ejemplo admonitorio” -que también: los débiles de mente tenemos derecho a nuestra parcela de felicidad...-) de “incitar al bien con el mal ejemplo”, frase de Oscar Wilde, por cierto.
Por último, quien a mi juicio es el máximo exponente de esta tendencia es Lautreamont. Sus Poesías (que tanta mala fama tienen... -debido en parte al análisis de Camus en El Hombre Rebelde-) lo dejan bien claro. De hecho, siempre he pensado que no pueden captarse el sentido y la entraña completos de Los Cantos de Maldoror si no es a la luz de lo que dice en sus Poesías.


En la última entrada del blog de La Guarida traté de reivindicar Las Poesías como herramienta hermenéutica fundamental (¡nos la ofrece el propio autor!) para escudriñar el sentido moral de los Cantos. Tal cosa jamás gozará del beneplácito de todos esos nihilistas de salón que, disfrazados de jueces de estética, son alérgicos a las interpretaciones de carácter espiritualista, máxime cuando éstas manosean sus "vacas sagradas". Por otro lado, no descarto del todo que el genial Isidore Ducasse fuese esquizofrénico (sólo eso exlica ciertas cosas...)
ResponderEliminarEs la cuestión que planteé en la última sesión: ¿Qué actitud cabe ante el mal? ¿Rechazo absoluto y lucha sin tregua, o alguna clase de diálogo? Dado que la eliminación total y el triunfo del bien sólo cabe en las fantasías más ingenuas, creo que lo más adecuado sería el diálogo. No un diálogo de igual a igual (y podemos preguntarnos si es un diálogo real de ser así), sino un tenerlo en cuenta y saber mirarlo a la cara. No se trata de hacer como si no existiera o aspirar a que no exista, sino convivir con él en la medida de lo posible, ya que hay mal en tanto que hay bien, y no se puede entender el uno sin el otro.
ResponderEliminarDe acuerdo en todo, colega; pero con respecto a lo último, yo supedito el aserto ontológico -relativizándolo en consecuencia- ("ya que hay mal en tanto que hay bien") al epistemológico ("no se pueden entender el uno sin el otro"). Esto es: como no podemos entender el uno sin el otro, sacamos en conclusión que "hay mal en tanto que hay bien". El otro día os dije que todo esto de la dialéctica Bien /Mal tenía mucho que ver con las filosofías orientales, el Ying y el Yang... es puro taoísmo, desde luego. Ahora bien, en los autores que más me interesan esa dinámica está subordinada a un Bien Absoluto (más allá de las categorías racionales): el 'polemos' de Heraclito está regido por el Logos; la materia ("receptáculo del devenir") en Plotino procede de Hipóstasis emanadas del Uno; el Cielo y el Infierno blakeanos se desgajaron de la Eternidad; El Agathos platónico -disculpa que siga en mis trece, Pau...- corona la región de los 'eide' ( esos que en el Parmenides y el Sofista se despliegan en intrincados juegos dialécticos)... Esto lo complica todo (siempre y cuando todo esto no se considere parte de "las fantasías mas ingenuas"). Creo que la esencia afirmativa (en tanto que implica "posición" ) del Ser, de la Substancia, del Todo, de lo Absoluto.... es fundamentalmente buena (al contrario de lo que afirma un Ligotti, por ejemplo; o algún esquinado de la Apocalypse Culture -esa caterva de desalmados y sociópatas que ofrecen, sin embargo, ocasionales muestras de genio y de clarividencia...).
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